lunes, 17 de abril de 2017

Misas Negras

Los aquelarres no tardaron mucho en transformarse en las Misas Negras. La Misa Negra, en su primer aspecto, era la redención de eva, maldecida por el cristianismo. La mujer lo era todo en el aquelarre. Era el sacerdote, el altar (cuando la sacrificada era una doncella y no un cordero o un cabrito), era la hostia con la que comulgaban todos los asistentes... ¡Era la culminación de la sexualidad!

Para la Misa Negra se necesitaba una doncella. Desnuda, era colocada sobre el altar, en el momento en que los circunstantes, tal vez embriagados por bebidas afrodisíacas, empezaban a mostrar sus ansias sexuales. Y entonces empezaba el verdadero sacrificio: la violación de la doncella, con todo lo que este acto tenía de desafío a Dios. Se comentían mil acciones impuras sobre una hostia consagrada, y la víctima podía ser decapitada para que todos pudieran gozar de las bendiciones ofrecidas por la libación de su sangre.

No obstante, en casi todas las ocasiones el sacrificio que tenía lugar era el de un animal.


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