lunes, 3 de abril de 2017

Los hombres-lobo Roulet

Otro caso es el de Jacques y Jean Roulet, cuya acusación y sentencia fue como sigue:
«En una agreste y remota región de Caude, un tal Sinforiano Damon, arquero de la Compañía del Preboste, junto con algunos campesinos, halló el cuerpo desnudo de un muchacho de unos 14 años de edad, desgarrado y mutilado. Sus miembros, tintos en sangre, aún estaban calientes y palpitantes, y al aproximarse el grupo vieron cómo dos lobos se alejaban a grandes saltos por el bosque. Como fuera el grupo llevaba armas y eran bastantes, intentaron darles caza, mas ante su asombro sólo hallaron a una figura espantosa, un ser de aspecto humano con larga melena y barba muy poblada, vestido con harapos, y las manos manchadas de sangre fresca, uñas muy largas y en ellas, restos de carne humana.

Era tan repulsivo su aspecto que apenas lograron sobreponerse a la repugnancia colectiva para apresarle y maniatarle, y al llevarlo ante el magistrado resultó ser un vagabundo llamado Jacques Roulet que, con su hermano Jean y un primo, Julien, iban de pueblo en pueblo en un estado de gran miseria y degradación.

El 8 de agosto de 1598, Jacques le confesó a maese Pierre Hérault, teniente general de lo criminal, que sus padres, oriundos de la aldea de Gressiére, lo habían dedicado al Diablo, y que por medio del uso de ungüentos y brebajes podía adoptar la forma de un lobo con apetitos bestiales.

Los dos lobos entrevistos en el bosque, huyendo del cuerpo del chico asesinado, que se llamaba Cornier, eran, según declaración del acusado, sus cómplices Jean y Julien. Asimismo, Roulet confesó que después de atacar y devorar con sus colmillos a muchos muchachos del país, había atacado al último.

Respecto a su culpa, no hubo la menor duda, puesto que dio datos muy precisos, el momento exacto y el lugar donde, unos días antes, cerca de Bourmant, se había hallado el cuerpo mutilado de un chiquillo, a quien juró haber matado y comido bajo la forma de un lobo.»
Jacques Roulet fue condenado a muerte, aunque por motivos que se desconocen, el Parlamento parisién decidió que fuese internado en el hospital de Saint Germain aux Prés, donde debía ser catequizado en la fe y el temor de Dios.

Por lo visto aquella miseria humana era un pobre idiota que apenas sabía hablar, profiriendo en su mayor parte gruñidos bestiales.

Como se comprende por lo antedicho, los detalles de este caso no estaban muy claros.

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