El elfo nocturno más importante para el hombre es el que provoca las pesadillas, que precisamente en España se denomida "pesadilla" mientras que en otros países adopta diferentes nombres como: Qaalrüter, Cauchemar, Marni, Nachtmännle y otros.
Estos elfos populares en toda Europa, aun cuando poco se sabe acerca de sus actividades diurnas ni dónde duermen... si es que duermen.
Sí se sabe, en cambio, que entran en las casas por el agujero de la cerradura, o las grietas del maderamen.
Estos elfos son los causantes, pues, de las pesadillas o malos sueños de los durmientes, a los que atenazan brazos y piernas, impidiéndoles todo movimiento, toda liberación de su pesadilla.
En la Edad Media colgaban en los dormitorios ciertas plantas, como verbena, aristoloquia y la hierba de San Juan, para ahuyentar a los elfos nocturnos.
También es eficaz esparcir lino delante de la puerta de casa o en el umbral del dormitorio, colgar sobre la puerta una cruz o una herradura, guardar un calcetín bajo la cama o una ramita de retama.
Es bueno cruzar los brazos y las piernas antes de acostarse.
Los Korred son otros elfos de la oscuridad, y se asegura que fueron estos quienes trajeron los menhires y los dólmenes a los Pirineos y a Gran Bretaña, de modo especial en el país de Cornualles.
Los korred son unos elfos enanos, de piel oscura y ojos de un rojo brillante. Su mayor diversión es la danza, y bailan por las noches incansablemente y con tanta fuerza que la hierba arde bajo las plantas de sus pies.
A causa de su asociación con dólmenes y menhires, que son como aras sagradas, los korred se consideran magos y adivinadores del futuro, conociendo además el emplazamiento de innumerables tesoros ocultos.
Nunca se deben interrumpir las danzas de los korred, puesto que su enojo podría ser mortal para quien lo hiciera. Sin embargo, normalmente, se muestran amistosos con los seres humanos, aunque siempre un poco retraídos en estos tratos.
Los korred miden casi un metro de alto y su pelo es negro y encrespado, teniendo los ojos de color escarlata. En algunas ocasiones pueden tener patas de cabra y zarpas de gato en vez de pies.
Los korred vivían antaño en los subsuelos, pero hoy día tienen sus viviendas en los acantilados del litoral y en cavernas naturales. De todos modos, sus moradas caen siempre por debajo del nivel del mar.
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