Otro caso de vampirismo, aunque como todos relacionado con otras prácticas, y especialmente con las experiencias de tipo sexual, es el del americano Ed Gein.
Según el boletín publicado por la clínica Meninger, donde estuvo Gein, el caso puede resumirse como queda relatado a continuación:
Ed Gein era un hombre de mediana edad, natural de Planfield, Winconsin. Granjero de profesión, sus vecinos le tenían por persona bondadosa y amigable, aunque algo perezoso y poco ingenioso. Desde 1945, en que falleció su madre, hasta 1957, en que fue detenido, Gein vivió solo.
Su arresto tuvo lugar cuando el sheriff visitó su casa en relación con la desaparición de la señora Bernice Worden, dueña del almacén general de la localidad. Gein, en efecto, había sido uno de sus últimos clientes.
Cuando el sheriff llegó a la granja, halló el cadáver de la señora Worden colgado de una viga por los tobillos. La víctima estaba decapitada y desmembrada. Gein no sólo confesó este crimen, sino también haber matado en 1955 a Mary Hogan, dueña de una taberna. Asimismo admitió haber robado 12 cadáveres femeninos del cementerio de la localidad con el exclusivo propósito de beber su sangre.
Confesó haber descuartizado a los cadáveres, devolviéndolos a sus tumbas tras haber saciado su sed de sangre y comerse sus órganos sexuales. Con la piel humana fabricaba cinturones y bolsos, si bien también guardaba la piel de los senos.
Había sacado los cadáveres de sus tumbas antes de cometer ningún asesinato, por lo que la policía comprendió que el criminal había progresado en sus acciones. Los vecinos recordaron entonces que Gein les había obsequiado en ocasiones con trozos de "venado", aunque afirmó bajo el examen psiquiátrico "no haber matado nunca venado alguno".
Gein era soltero y aparentemente estaba muy interesado en el intercambio sexual, pero su sed de sangre sobrepujaba a sus instintos sexuales.
Fue calificado de psicópata por lo que no fue condenado, pues creía cometer sus crímenes por inspiración divina, siendo encerrado en un manicomio. Por esto, y a causa de la falta de una auténtica confesión, jamás se sabrá toda la verdad sobre el caso Gein.
Es posible que su sed de sangre fuese una confesión falsa por parte del criminal; es posible que la desmembración de los cadáveres estuviese impulsada por una especie de complejo de Electra tras la muerte de su madre, a la que tal vez odiase inconscientemente...
Sin embargo, Ed Gein, por derecho propio, figura en la galería internacional de vampiros sedientos de sangre humana.
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