Siempre
tuve la certeza
de
que estabas a mi lado,
¡maldito
diablo!
Llenaste
mi alma
de
oscuridad y desasosiego,
llenaste
mis minutos
de
eternidad y soledad.
Llegaste
sin decir nada,
te
alojaste en mi corazón sincero,
y
por más que quiero
deshacerme
de ti no puedo,
sembraste
la discordia en mi vida
y
te apareces en sueños,
dame
de la fruta prohibida
o
déjame marchar sin riesgo.
Que
mi corazón ya se hartó
de
latir en el silencio,
que
tus palabras
ya
no me dan la calma,
desconfío
de mi sombra,
mas
tu sombra es la que me llama.
De
tus labios no consigo sacar
lo
que tanto deseo.
Ya
no quiero dormir,
empiezas
a darme miedo,
te
cambió la mirada,
te
cambió el invierno.
El
frío se apodera de mí
y
sé que son tus brazos los que siento.
No
susurres en mi oído,
no
quiero escuchar las palabras
que
harán que vaya contigo,
más
no puedo resistir
tu
tez pálida mirando fijamente,
clavando tu mirada profunda
en
mis ojos entristecidos.
Siento
como floto,
siento
como tus brazos
me
van rodeando,
siento
como me desvanezco
mientras
bailamos.
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