Son unos elfos siempre dispuestos a prestar cualquier clase de ayuda, y construyen sus moradas dentro de minas o canteras. Como mineros son muy hábiles, y conocen el emplazamiento de los tesoros escondidos en los terrenos circundantes.
Se les llama Picadores (Kmockers en inglés) por su destreza en el manejo del pico y el martillo, cuando trabajan en galerías de minas abandonadas.
Si un humano oye el martilleo de un picador, ello le traerá suerte, llegando con toda seguridad a localizar oro, plata o piedras preciosas en bolsas o vasijas enterradas en el suelo.
Si el martilleo de los picadores es muy fuerte en una mina explotada todavía por obreros, estos harán mejor huyendo del lugar, ya que tales golpes anuncian un desastre inminente, quizás una explosión de grisú, a la que por supuesto son inmunes los picadores.
Si dan la suerte a un individuo, en alguna forma, éste tiene el deber y la obligación de devolver el favor, alimentando con abundancia y regularidad al elfo, dejándole una bandeja con la comida, ya en la mina de preferencia, o en un rincón de la casa.
Los picadores visten ropas de minero, con delantal de cuero, llevan el pico a la espalda y suelen dejarse ver los días de fiesta, cuando no están trabajando.
Se cuenta que en cierta ocasión un minero empezó a golpear un hueco en una pared, en una galería de una mina de plata, y esto irritó sobremanera al picador, que aquella misma noche había estado trabajando para hacer aquel hueco, que pensaba terminar de horadar a la noche siguiente. Tanta fue su irritación que provocó el derrumbamiento del techo de la galería, sepultando a todos los mineros que allí trabajaban. Sin embargo, de todos los mineros, que eran más de diez, sólo falleció el que había causando el enojo del elfo. Los demás se libraron con heridas leves. El desastre se achacó a la mala suerte, y a algún fallo humano, pero los mineros y la gente que conocía la existencia de los picadores en la región, intuyeron al momento la verdad de lo sucedido.
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