Nacemos princesas,
pero la vida nos obliga a ser guerreras,
esconder las lágrimas tras la sonrisa más hermosa;
amamos con el corazón,
que a menudo cae en manos equivocadas,
que se rasga, pero lo cosemos con aguja e hilo.
No debemos ser la segunda opción,
porque sabemos lo que valemos;
que nadie dude nunca que antes de ser
abuelas, madres, hijas, hermanas o amigas,
somos mujeres...
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