Se dice que previo al disgusto que Adán sufrió con Lilith, la madre de los vampiros; y mucho antes del nacimiento de Eva (de una costilla que jamás existió); el primer hombre mantuvo un romance fulminante con una criatura prácticamente desconocida, llamada Al.
Según la leyenda, antes de que Adán conociera la enloquecedora figura de Lilith, la madre de los vampiros, e incluso antes del nacimiento de Eva, Dios le entregó una compañera provisional, un espíritu primordial del fuego para que amenizara la tediosa tarea de nombrarlo todo.
Rápidamente quedó claro que Adán y Al no eran en absoluto compatibles.
Adán había sido creado con barro, mientras que Al era un espíritu de fuego; y cada abrazo a los que la pareja se entregaba con paradisíaco pudor a menudo terminaban en terribles quemaduras que el padre de la humanidad no estaba dispuesto a tolerar.
Frente a las quejas de Adán, Dios expulsó a Al del Edén, a pesar de que ella lo amaba sinceramente. Aquel amor pronto mutó en un odio feroz por todo lo que Adán amaba, sobre todo, a Eva; que luego se generalizó por todas las mujeres.
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