El halo de misterio que ha rodeado al pueblo comechingón y a todo su entorno geográfico llega hasta nuestros días. El Cerro Champaquí guarda también sus leyendas.
El Cerro Champaquí es el de mayor altura del Valle de Calamuchita y el sistema orográfico cordobés, con 2890 metros. Forma parte de la cadena montañosa conocida como Sierras de Comechingones, que actúa como divisoria del sistema hidrográfico de la región. Es el punto preferido por los montañistas de la provincia de Córdoba (Argentina), y a él se puede acceder desde el Valle de Calamuchita o desde Traslasierras.
Cuentan los que allí estuvieron que en el punto más alto del Champaquí, en una zona que ofrece una pequeña llanura, existe una hoya no muy grande pero lo suficientemente profunda como para que fuera adquiriendo con el tiempo forma de laguna. Todo esto se originó por el proceso natural de la corrosión a través de siglos ya que numerosos arroyos volcaron sus aguas contribuyendo a su transformación.
Allí mismo, en el punto mas alto del Valle de Calamuchita, en ese seductor espejo de agua que ofrece la laguna a quien quiera reflejarse en él, es donde se ha tejido la leyenda del hada del Champaquí.
Durante el atardecer, sucede lo que los lugareños consideran un genuino milagro: se levanta un sugestivo vapor de agua que llega a conformar algo parecido a una túnica sutil, de tonalidad blanquecina. Mientras esta aparición etérea se va desvaneciendo, al trepar hacia el cielo toma diversas formas, entre ellas, la más hermosa y sensual: la del hada de la laguna.
Los habitantes más antiguos del Valle de Calamuchita cuentan haberla visto muchas veces, triste y melancólica, peinando su maravillosa cabellera, que ellos suponen negra y brillante; aunque solo la perciben blanquecina como a todo su cuerpo cubierto por una tenue túnica también blanca. Esta fantástica aparición camina con paso suave sobre las aguas hasta llegar a la orilla y allí se sienta sobre un banco de piedras que, como aseguran los lugareños, una mano providencial ha colocado para su descanso.
Cuenta la leyenda que un gaucho viajero que por allí pasaba quedó extasiado al descubrir a la bella y tenue muchacha: creyó haber encontrado por fin el amor verdadero. Pero la mujer que brotaba de las aguas no parecía corresponderle porque cuando él quería confesarle su amor, desaparecía… y así fue como sin poder resistir aquel juego de apariencias quedó atrapado allí para siempre, en la alguna de la Novia o del hada del Champaquí.
Algunos viajeros han narrado que cuando el viento deja de soplar y los pájaros de gorgojear, resulta posible escuchar los susurros del gaucho enamorado en su intento inútil de conquistar el corazón de la dama del lago.
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