No nos conocimos ni tan bien.
Ni tu supiste que me tentaste el corazón,
ni yo me di cuenta que nunca te enteraste.
En ese transcurso no sabía que tú me olvidabas,
mientras yo te extrañaba.
Nos conocimos tan poquito que mientras yo te amaba,
tú no me necesitabas.
Nunca nos entendimos;
pues para ti todo eran simples palabras,
y lo mío era algo de mi alma.
Quizá coincidimos en algo,
en el olvido,
yo trato de hacerlo,
y tú ya me olvidaste.
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