Ella siempre te apoyará, estará a tu lado y te cuidará, porque así lo ha decidido. Da igual cuánto le hayas destrozado el corazón, o cuánto sufra y llore cuando tú no mires, ella siempre tendrá una sonrisa que regalarte.
Ella es la que aguanta, la que se traga el mal sabor de boca y encierra las lágrimas. Ella es la que lucha por no perder sus sueños, aunque la parte que ocupas en ellos se nuble. Es la que se pregunta porqué mirándose al espejo, la que se odia a sí misma en algún momento. Es la que no entiende los finales y no encuentra las continuaciones.
Algunos dicen que no se valora lo suficiente, otros la admiran por ese valor de dar tanto a quien más duele. Y quién sabe... quizás sea una mezcla de ambas cosas. Una pizca de "igual la culpa fue mía" mezclada con otro poco de "perder todo sería aún más duro". Porque ha perdido demasiada gente por el camino, personas que han arrancado pedazos de su piel y han dejado a la vista sus mayores miedos, los huecos vacíos que antes ocupaban sus cuerpos.
Está marcada por los recuerdos, las palabras nunca dichas. Es la chica de las manos temblorosas, la que ve el mundo desde lejos. Es la que ha decidido hacerse de espinas invisibles, que protegen y encierran todo dentro.
Es esa chica que reirá como nadie cuando sea el momento y que demostrará que aún con todos sus temores sigue siendo una luchadora. Enseñará al mundo que hay formas diferentes de ver la vida y que la suya es tan válida como otras.
Está hecha de cristal, agua y magia. Es un hada sin alas, un ángel sin plumas. Es la que te regalará su vida aun cuando te hayas llevado su última pizca de luz.
Y mientras el tiempo sigue su curso, ella seguirá dando pedacitos de su alma al viento.
Por si alguien los recoge.
O por si decides fijarte en la brisa...
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