puede que desde que empezamos a conocernos,
no sé en qué tiempo o en qué lugar,
quiso la vida que empezara este sentimiento.
Mis ojos estaban ciegos,
pero mi corazón veía
lo que no podían ver ellos,
no lo podía creer,
volvía a latir de nuevo.
Un corazón que late pero
que no tiene compañero,
lo dejaron queriendo solo,
los ojos no eran los únicos que estaban ciegos.
Abrahel
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