No le costó mucho, sabía lo que tenía que hacer y como lo tenía que
hacer... Porque en el fondo lo conocía, claro que lo conocía...
Consiguió que él no viera la tristeza que se escondía detrás de esos
grandes ojos, ocultándola como sólo una mujer lo sabe hacer, a base de
fiereza y de armas de mujer.
Tampoco él veía el dolor detrás de su
sonrisa, ni que sus risas no eran como las de ayer... Ella supo esconder
ese dolor detrás de anécdotas tontas, de falsas ilusiones de otro amor, de ilusiones de otro querer...
No, él no supo ver, que ella porque él no se enterara de que sufría,
era capaz de transformarse en otra, de ser aquella idiota, que en
silencio lo quería, pero que él no debía ver...
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