Invoqué a mis demonios y a ellos les pedí...
Librádme de falsos Caballeros
con sus brillantes armaduras,
que dicen venir a este mi reino
para salvarme de los dragones...
Yo sola lidio con mis dragones
hasta acabar convirtiéndolos
en mis fieles seguidores.
Traédme un Guerrero
que sea fiero en la batalla,
y que su máxima preocupación
no sea el brillo de su cota de malla.
Un Guerrero valiente y leal,
que su vida a su Reina quiera entregar.
Y que su corazón no esté tan duro
como el acero de la espada
que empuña en cada batalla.
Abrahel
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